Cuando hay que implementar una funcionalidad nueva en una aplicación software existen básicamente dos maneras de hacerlo: la rápida (el hack, la ñapa) y la correcta. Esta última más costosa y generalmente más compleja de llevar a cabo.
La deuda técnica es una metáfora en el mundo del software que nos permite discutir sobre este problema. Mediante la cual, se establece que implementar una funcionalidad eligiendo el camino rápido en lugar del correcto, es como pedir un préstamo, el cual genera unos intereses que habría que pagar en el futuro en forma de un trabajo extra para mejorar o arreglar los atajos tomados al no haber hecho la funcionalidad de una forma más correcta.
La metáfora fue propuesta por Ward Cunningham en un informe para la OOPSLA 1992. Se suele utilizar para explicar a la gente no técnica la necesidad de refactorizar. Ya ha llovido desde entonces, y se ha discutido mucho sobre el tema. Así que también hay gente que no está de acuerdo con la metáfora. Yo creo que como todas las metáforas, flaquea si uno empieza a profundizar en el tema. Martin Fowler responde a los contrarios a la metáfora documentando que hay más de una forma de deuda técnica en su famoso cuadrante de la deuda técnica.
Mucho antes que Cunningham, Meir Manny Lehman, en el 1980 ya comentaba conceptos relacionados:
Un programa en evolución está en contínuo cambio, por lo tanto, su complejidad (reflejada en una estructura que se deteriora) se incrementa a no ser que se haga un trabajo para mantenerla o reducirla
Imagen tomada del tweet de Kristian Hellang
Causas
La principal culpable en la generación de deuda técnica, y así coinciden muchos autores, es en la presión en plazos y planes de entrega que el departamento de desarrollo se deja imponer por parte de negocio (marketing, ventas,…). Estas presiones ocasionan que se publiquen versiones del software sin que se implementen correctamente las funcionalidades.
Casi todas las demás causas se pueden derivar de esta primera, por ejemplo: recortes en procesos de pruebas, incluso eliminación de pruebas automáticas, lo cual hace muy difícil y extremadamente caro la detección y corrección de errores. Los procesos de aseguramiento de la calidad también se ven recortados, así como la documentación.
Las prisas también ocasionan que se pospongan trabajos necesarios o que se retrasen refactorizaciones en el tiempo, ya que para adaptarse a los cambios, a veces hay que refactorizar. Cuanto más se retrasa esta refactorización, más cambios habrá que hacer y más caro será el cambio. Evitar refactorizaciones puede llevar a que ciertas partes del código sean confusas.
También existe quien le echa la culpa a la cultura de la empresa: procesos pobres, falta de entendimiento, falta de educación, de cuidado y de colaboración con otros departamentos. Mientras existen otras causas maś atribuibles a individuos: incompetencia y falta de profesionalidad.
Hablando de profesionalidad, hay una cita Robert C. Martin que me encanta:
The only way to go fast is to go well
La única forma de ir rápido, es hacer las cosas bien
Consecuencias
Estoy de acuerdo con que la principal causa por la que se genera deuda técnica es por atajos que se toman para poder entregar más de lo que se debería en plazos cortos de tiempo. Pues aunque parezca contradictorio, la mayor consecuencia de la deuda técnica es precisamente que los proyectos no se entreguen a tiempo.
La deuda incurrida puede hacer que un desarrollo previsiblemente corto pueda llevar mucho más tiempo de lo previsto en implementarse, ya que el mayor coste de la deuda técnica es el hecho de que ralentiza el desarrollo de futuras funcionalidades. Comprometiendo la viabilidad del proyecto a largo plazo. Justamente como una deuda financiera, que produce un beneficio a corto plazo pero puede tener resultados desastrosos a largo plazo si la deuda contraída no se va pagando.
Otras consecuencias no tan mortales para el proyecto incluirían errores no subsanados o desconocidos, que harían que el producto fuera inestable. Lo cual tiene sentido, recortando o eliminando tests automáticos y calidad no se puede esperar obtener mejores resultados.
La documentación entregada también se resiente, ya que se suele encontrar desactualizada, escasa o inservible.
Soluciones
La única forma de pagar la deuda contraída es completando el trabajo que no se hizo correctamente. Y esto se hace refactorizando para mejorar el trabajo que se dejó pendiente. El mejor momento para refactorizar es justo antes de comenzar una nueva funcionalidad, adaptando el código a los nuevos requerimientos.
Existen herramientas que permiten atacar ciertos puntos de la deuda técnica, las herramientas de análisis estático del código. Pero por sí solas no son suficientes, ya que la mayoría de las veces, la deuda técnia no se refleja directamente en el código, sino también en la arquitectura, en componentes desactualizados o en ciertas estructuras que estas herramientas no son capaces de analizar.
Desde el punto de vista del equipo de desarrollo, hacer la deuda visible puede ayudar. Podría ser intersante mantener una lista explícita sobre tareas necesarias para reducir la deuda. Y a un nivel más alto, hacer entender a marketing y otros departamentos de negocio que si no se planifica cierto tiempo para reducir la deuda técnica se corre el riesgo de que no sea posible entregar todas las funcionalidades que ellos quieren.
Referencias:
- Wikipedia en español sobre la deuda técnica
- Javier Garzás sobre la deuda técnica
- OOPSLA 1992
- Technical debt, wikipedia en inglés
- Martin Fowler sobre la deuda técnica
- Deuda técnica en Cunningham & Cunningham wiki
- Cálculo de la deuda técnica basado en fórmulas
- Technical Debt: From Metaphor to Theory and Practice
Actualización (01-12-2015)
Por twitter encontré esto de J.B.Rainsberger
Para la mayoría de aplicaciones, el camino rápido siempre lleva a la muerte y destrucción del proyecto; para aplicaciones pequeñas, el buen camino siempre parece una exageración