de Charles Petzold
Por qué lo he leído
Porque era una recomendación. Scott Hanselman era el invitado en el podcast Developer on fire #83, y lo recomendó como un libro que cualquiera relacionado con el software debería leer. El año pasado ya leí The martian, recomendado públicamente también por Scott. ¿Iba a dejar de pasar la oportunidad? Ni hablar.
Qué esperaba
Espera encontrar una novela, de ciencia ficción. Scott contaba que el libro narraba la historia de dos amigos y vecinos que empiezan comunicándose por la noche a través de la ventana de su habitación con una linterna. Luego la cosa se complica porque uno de ellos se muda de ciudad. Y así comienza la historia en el libro.
Qué encontré
Pero nada de eso. No es una novela en sí. Se parece más a un libro de historia. Sí, la historia comienza con los dos amigos, pero eso es sólo una excusa para comenzar a guiarnos por un viaje que comienza por el código morse, código Braille, y muchos más hasta llegar a explicar cómo funciona todas y cada una de las computadoras de hoy en día.
Conclusiones
Estoy absolutamente de acuerdo con Scott, es un libro que debería leer todo aquel que se dedique al software. Es un repaso increíble de la historia de la informática. Comienza describiendo el código morse, otra serie de códigos que terminaron en el código (o alfabeto) Braille, para enlazarlo con el código binario. Para terminar explicando nuestro sistema decimal.
Después sigue con métodos de transmisión, telégrafo y relés. Y cómo ellos se relacionan con los códigos binarios. De esta relación aparece los switches y las puertas lógicas. Termina construyendo una máquina capaz de sumar hecha de relés.
Sigue hacia adelante, agrupando bits en bytes, y construyendo otros circuitos digitales, como los latches, contadores y hasta llega a construir una memoria RAM.
Sigue relacionando los códigos y el hardware para acabar describiendo el código máquina de un microprocesador comercial. A partir de ahí, la tecnología avanza muy deprisa y no se puede explicar en un solo libro (al menos si quieres ser capaz de levantarlo con la mano), pero explica el código ASCII y otras codificaciones para representar texto.
Y finalmente, los lenguajes de programación.
Por último sólo puedo decir que me hubiera gustado que nos hubieran enseñado la historia del software y el hardware de esta forma en la universidad. Todas las piezas encajan. De hecho, estuvieron ahí mucho tiempo (los relés y los códigos binarios), pero se tardó 20 o 30 años en unirlos para crear máquinas capaces de realizar cálculos automáticamente.
Qué he aprendido
A parte de conocer el origen de toda una industria y que, por cierto, parece que todos los avances se hicieron entre los años 1950 y 1970, después de esos años parece que sólo se haya aumentado el número y reducido el tamaño de los componentes que utilizamos, hay unas cuantas curiosidades que me gustaría recordar:
- Para algunos parece bastante claro que nuestro sistema numérico se basa en 10 porque es el número de dedos que tenemos en las manos, y es el número más grande que podemos contar con ellos. Me parece discutible, pero no se puede negar que lógica tiene, y mucha.
- ¿Por qué un byte tiene 8 bits y no otro número, diez por ejemplo? Parece ser que fue el número de bits que usaba IBM porque era muy fácil almacenar números en la codificación BCD. Después, simplemmente por coincidencia, un byte es ideal para almacenar texto, ya que una gran mayoría de lenguajes escritos alrededor del mundo necesitan 256 símbolos o menos. También, por conicidencia, un byte es ideal para almacenar escalas de grises en imágenes, ya que el ojo humano es capaz de diferenciar unas 256.
- Un nibble son 4 bits, o medio byte.
Finalmente, el autor aporta un par de ideas sobre un tema que me intersa mucho: ¿la programación es un arte o una ciencia?
Al principio, quienes programaban eran científicos e ingenieros, que eran capaces de expresar ideas en forma de algoritmos matemáticos.
Pero a lo largo de la historia, mucha gente ha tratado de crear abstracciones, lenguajes de programación de más alto nivel, para acercar la programación al mayor número de personas. Es gracias a ello donde tienen cabida personas más artistas, más creativas.
Me parece una metáfora (o razonamiento incluso) muy bueno y que permite ver dos caras del desarrollo software que no tienen por qué estar enfrentadas.